Policiales

Comienza el juicio por el crimen de Milagros Tornari

El debate será en el Tribunal N° 1 y tiene como único acusado a Mariano Leonel Balasteguin (31), quien se encuentra en libertad. La adolescente de 17 años, que se encontraba embarazada, murió en agosto de 2020 de un disparo en medio de un enfrentamiento vecinal en el barrio Pampa.

El juicio por el crimen de Milagros Tornari, la adolescente de 17 años embarazada que murió de un disparo en medio de un enfrentamiento vecinal en el barrio Pampa, comenzará este miércoles en el Tribunal N° 1 con el único acusado, Mariano Leonel Balasteguin (31), en libertad.

El Tribunal N° 1 estará conformado por los jueces Néstor Conti, Juan Manuel Sueyro y Ricardo Perdichizzi, quienes deberán resolver si Balesteguin es culpable o no de la muerte de la adolescente.

El caso llegó a juicio tras un proceso investigativo poco usual. La fiscal Andrea Gómez, quien realizó la instrucción desde el inicio, había considerado que no había pruebas suficientes contra Balesteguin y por eso había pedido su sobreseimiento, sin embargo esto no fue acompañado por la Fiscalía General, que resolvió cambiar de fiscal y poner en su lugar a Juan Pablo Lódola, por entonces titular de la Fiscalía N° 6.

Y si bien fue el fiscal Lódola que solicitó elevar la causa a juicio, quien estará frente al debate en representación al Ministerio Público Fiscal será Romina Díaz, la actual titular de la Fiscalía N° 6.

Es decir, en el debate la fiscal Díaz intentará demostrar la culpabilidad de un hombre que la fiscal que realizó toda la investigación, Gómez, consideró que no había pruebas suficientes en su contra y que luego, con esos mismos elementos, su antecesor, Lódola, solicitó llegar a juicio.

Del pedido de sobreseimiento al cambio de fiscal 

Tras seis meses de investigación, la fiscal Andrea Gómez había considerado que existían pruebas que no sindicaban al imputado Balasteguin como el autor del hecho. Sin embargo, desde la Fiscalía General no avalaron esa postura, mantuvieron la acusación y dispusieron que la causa judicial pase al fiscal Juan Pablo Lódola.

En ese momento, el fiscal General adjunto, Marcos Pagella, había expresado en su resolución que los investigadores aceptan que si bien no está acreditada la autoría del crimen por parte de Balasteguin, existentes indicios que pueden ser valorados de distinta forma y afirman, además, que durante la instrucción debió producirse más prueba y tomarse más declaraciones testimoniales, diligencias que -según expresa el texto- no se realizaron.

Cabe destacar que Balasteguin había sido señalado por diversos testigos como el autor del disparo que mató a Tornari, pero también otras personas -como el propio novio de la joven- describieron al asesino como una persona “gordita, de tez blanca y pelo negro”, características físicas que no se corresponden con las del imputado.

Además, los mismos testigos habían señalado que Balasteguin portaba, el momento del hecho, una pistola de tipo calibre 9 milímetros y, el único peritaje balístico que se pudo realizar en el marco de la causa, evidenció que Tornari había muerto producto de un disparo efectuado desde un revólver calibre 38.

Sí resulta cierto que Balasteguin está reconocido como uno de los hombres que disparó hacia el grupo de jóvenes que vivía en la villa y que mantenía un conflicto previo con los habitantes del edificio del barrio Pampa. Por ese motivo, para los integrantes de la Fiscalía General existe la duda sobre su autoría, y es esa duda es la que se deberá resolver en el debate en el Tribunal N° 1.

El pedido de llegar a juicio

Además de las pruebas que había reunido la fiscal Gómez, Lódola, al tomar la causa solicitó las declaraciones de testigos, que ubicaron a Balasteguin en el sitio del hecho y como el autor de distintos disparos direccionados hacia el sector donde se encontraba la víctima.

Incluso, uno de los testigos aseguró que Balesteguin tenía “un 38 largo” y que empezó a disparar “al montón, donde estaban todos”, incluida Milagros Tornari, quien “cayó muerta” tras la balacera.

Otra testigo refirió que Balasteguin “salió con un arma por la puerta de su casa que da a la calle Bouchard y empezó a los tiros”. Esta mujer agregó que vio pasar a Milagros junto a su novio y la vio caer al piso. “Fue Leo (Balasteguin) quien le disparó, porque era el único que de donde tiraba podía pegarle a ella, los otros que tiraban no podrían haberle dado porque se les cruzaban las casillas adelante”, expresó la testigo.

“Se ha acreditado que Belasteguin ha disparado, más al no existir arma alguna secuestrada ni en el procedimiento del día de los hechos ni en los registros domiciliarios practicados con posterioridad, no es posible realizar cotejo comparativo alguno ni siquiera con la presunta pistola calibre nueve milímetros o similar que habría exhibido”, expresó en un pasaje de su fallo el fiscal Lódola. En ese aspecto, se refirió a la polémica por el tipo de arma de fuego cuyo proyectil mató a la joven: vale recordar que, en el pedido de sobreseimiento de Gómez, uno de los fundamentos era que, según testigos, el imputado tenía en su poder una pistola calibre 9 milímetros mientras que, de la autopsia realizada al cadáver, se desprendía que Tornari había sido asesinada de un balazo efectuado con un revólver calibre 38.

El caso

El barrio Pampa es un complejo habitacional de edificios bajos, delimitado por las calles Bouchard, Vértiz y Ratery, que en la madrugada del domingo 2 de agosto de 2020 se transformó en el escenario del asesinato de Milagros Tornari, una adolescente de 17 años que vivía junto a su novio en la villa Santa Rita.

Esa madrugada, cerca de las 1.40 de la madrugada, el 911 recibió 17 llamados desesperados de vecinos de los edificios de Ratery entre Bouchard y Vértiz para denunciar que un grupo de personas intentaban entrar por la fuerza para buscar a un hombre. Los llamados describieron con horror que las personas golpeaban con palos puertas, ventanas y que había producido algunos destrozos.

La policía fue hasta el lugar y fue recibida a piedrazos por unas personas que serían de la villa Santa Rita (Vértiz y la vía) y tras un breve conflicto consiguieron dispersarlas, pero a las 2.30 el conflicto se reanudó y los enfrentamientos recrudecieron, ya que esta vez un hombre de la planta baja del edificio, identificado como Balesteguin, acompañado por al menos otros dos, salió armado y a los tiros.

Milagros Tornari pasó justo en ese momento por el lugar junto a su novio. Ambos caminaban para llegar hasta su casa, que queda a unas tres cuadras de los edificios de Ratery y Vértiz, cuando se encontraron con un enfrentamiento  y, en ese contexto, la adolescente recibió un disparo en el pecho.

Balesteguin intentó huir, pero fue perseguido por las personas que estaban en el lugar. Al llegar a Fortunato de la Plaza y Ciudad de Dolores un patrullero de la comisaría 16° frenó a las personas que le daban caza y lo subió al móvil. La turba interpretó la situación como un “rescate”, por lo que tiraron piedras contra la policía.

Balesteguin pasó 26 días preso en la Alcaidía Penitenciaria Nº 44 de Batán hasta que fue liberado, ya que no tenía antecedentes penales y no existía, para la Justicia de Garantías, riesgo de fuga o entorpecimiento de la investigación.

Con el paso del tiempo, la fiscal Gómez recabó pruebas. tomó testimonios y analizó la situación del único imputado: un trabajador de una empresa constructora sin prontuario abierto y con buen concepto vecinal. Si bien es cierto que fue ubicado en el lugar de los hechos como uno de los hombres que dispararon, su versión no resultó descabellada para la investigadora.

Edificios del barrio Pampa.

Según distintas averiguaciones, en la noche del 1 de agosto Balaguestin había concurrido junto a sus hijos y su mujer a cenar a la casa de su hermano, su madre y su padre, debido a que éste último, pescador, iba a embarcarse al otro día y no se verían por tres meses. En ese contexto por un conflicto que se había iniciado en horas de la tarde, un grupo de habitantes de un asentamiento ubicado a pocos metros del edificio donde se llevaba a cabo el encuentro comenzaron efectuar tiros. Ante ello, se habría munido de una pistola que su padre guardaba en la vivienda para irse del lugar y defenderse de un posible ataque.

Conforme figura en la causa, fue entonces que tanto él como otras personas -que no fueron identificadas- repelieron las agresiones y dispararon sobre el grupo, integrado en su mayoría por adolescentes (varios de ellos en conflicto con la ley penal juvenil). Y precisamente en ese contexto se produjo la muerte de Tornari, una adolescente de 17 años que se había ido de su casa para residir en la villa Santa Rita junto a su novio.

Durante la investigación no se pudo probar la ubicación desde la que se disparó el proyectil que mató a la adolescente, ya que la campera que llevaba puesta y que recibió el impacto de la bala, no fue secuestrada en el lugar. Recién varias semanas después se presentó la madre de la víctima en Tribunales con la prenda y mostró el orificio que tenía el abrigo. Pero para ese momento la prueba no servía y no podía incluirse en la causa.

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